El caballo de Ignacia Oyarzún es más que una escultura de cerámica: es una puerta a lo mágico. Cada detalle revela una realidad que parece escapar de lo cotidiano. Sus formas hiperrealistas, llenas de precisión, se entrelazan con lo fantástico, creando una figura que desafía la lógica y despierta la imaginación. Inspirado en el ajedrez, el caballo cobra vida como una pieza que no solo se mueve en el tablero, sino en el mundo de los sueños. No dejes pasar la oportunidad de apoyar a la artista y llevarte esta pieza única.
